Giovanny Cruz
FUENTE: masvip.com.do
Dago Sánchez ¿Qué cree usted que le falta o le sobra al cine dominicano?
Giovanny Cruz. El proyecto de una película se inicia con el guion. Resulta que ese es uno de los serios problemas del cine que se hace aquí. Encuentro, con muy ligeras excepciones, historias en nuestras películas muy mal contadas. También somos demasiado localistas con esas historias y la misma manera de enfocarla. Pienso que también nuestro cine es flojo en el «plan» cinematográfico. Es doloroso decirle, pero el cine mexicano de hace mas de cien años tenía un mejor plan de trabajo que el nuestro. Resulta, también, imperdonable la cantidad de errores técnicos en nuestras películas. Hasta vergüenza siente uno en algunos casos. Otro asunto es el actoral. Veo películas con actuaciones vergonzantes. Aquellas películas en las cuales actúan los profesionales resalta su calidad.
DS. ¿Cómo podríamos superar estas deficiencias?
GC. Pienso que en el asunto del guion deben traerse profesionales para entrenar a escritores dominicanos. No es sacar de un sombrero a cualquiera para que escriba guiones. ¡No! A los que debe formarse como guionistas es a aquellos que tengan verdadero talento para escribir. La historia literaria nos ha enseñado que un escritor es un proyecto a largo plazo. Un guionista es un escritor. Como tal requiere de cultura y preparación. Y es un escritor que debe tener un conocimiento técnico muy especial. En otro orden creo que debe haber un mínimo de exigencia sobre a quién se le permite aparecer en una película que haya decidido acogerse a los beneficios de la Ley de Cine. Igual para los aspectos técnicos. Uno se da cuenta de que, de repente, una explosión de películas y que, entonces, hubo carencia de técnicos. Nuestro cine se vio compelido a improvisar. Sin embargo, creo en ese renglón se está haciendo ya algo. Por supuesto que siempre habrá bueno y malo. Empero, exigir un mínimos de calidad (y de historial) no coartará la libertad creativa de nadie.
DS. Hace días emití un artículo sobre el ego como enemigo del cine criollo, el cual generó positivos y negativos comentarios, ¿Cree usted que el ego podría ser parte de los errores cometidos en el cine? o ¿Es un tema cultural el cuál como personas no nos deja reconocer que estamos haciendo las cosas mal?
GC. Cuando entras a una casa donde hay gatos tú lo notas de una vez. El olor delata la presencia felina en esas casas. No obstante, los dueños no captan esos olores. Creo que muchos se han acostumbrado tanto a los defectos que ya no los notan. Pero también, ciertamente, el ego juega un papel en todo esto. No es sencillo para algunos aceptar sus limitaciones. Y cuando el ego tiene el poder absoluto del dinero es peor. Esto porque se torna peligrosamente altanero. Recuerda la frase de que… «la ignorancia es atrevida… y la estupidez osada.»
DS. ¿Cómo podríamos educar al público para que apoyen el buen cine y no el que alimenta la ignorancia?
GC. No lo podremos hacer nosotros solos. Tiene que haber un plan de nación. Recuerda que en términos generales hemos salido muy mal parados en los parámetros educativos a nivel mundial. La ley de cine, con sus virtudes y defectos, ha sido trascendental para nuestro cine. Antes solo hacíamos películas de humos, Y de un humor local. Hoy los empresarios encuentran atractivo invertir en temas serios. Si persistimos el público se acostumbrará al buen cine. Aunque exista el otro. Rambo y todo el otro excremento gringo hizo mucho dinero y tenía bastante espectadores. Pero el cine norteamericano de calidad se ha impuesto. Analizar la historia para construir el presente es buena táctica. Esa sería, entonces, la estrategia.
En el teatro y en la literatura he logrado hacer cosas importantes y nunca me desviado hacia las comedietas de mal gusto. No lo he necesitado. Igual puedo decir de los hermanos Disla, Gayumba, Guloya, Iván García, entre tantos otros.
DS. Usted como dramaturgo, ¿Qué es lo que mas le inspira a la hora de escribir una obra?
GC. Como dramaturgo, narrador, poeta y guionista he descubierto que, efectivamente, hay algo de inspiración en un escritor; pero mas que la inspiración escribir s un oficio. Dijo García Marques que la inspiración era una puta que nunca estaba cerca cuando el escritor la estaba necesitando. Los temas se aparecen. Miguel Ángel decía que nunca esculpió realmente una piedra. Solamente trataba de descubrir la escultura que hay dentro de la piedra y que solamente quitaba aquello que sobraba. Los temas se nos acercan y lo hacen con sus fanfarrias particulares. El trabajo del escritor es quitar lo incensario a «sus» historias. A mí me fastidia, y lo he escrito, que alguien me cuente historias para que las haga literatura. Pero es una necedad a la que siempre estamos expuestos los escritores.
DS. ¿Cuál ha sido la historia mas absurda que le han pedido escribir?
GC. Hay muchas. Pero una señora muy encopetada y famosa, hace un par de años se me hizo ir a su casa para contarme una historia que resultaría una gran novela. A regañadientes, y por compromiso familiar, asistí a la casa de aquella dama. La historia que me contó era su propia vida. Aquello no llegaba ni a telenovela de Delia Fiallo o novelita de Corín Tellado. Salí de la entrevista y me tranqué en mi casa como por una semana para desintoxicarme. Mi instrumento como escritor es la palabra. Tengo que estar constantemente sobre ellas, porque patean. Cuando alguien me cuenta estupideces corro el riesgo de contaminarme con lo prosaico que resultan ser la mayoría de las vidas cotidianas. ¡Safa!
DS. Sus obras se han presentado en ciudades de países como Rusia, Puerto Rico, Argentina, Estados Unidos y Costa Rica ¿Cómo hace para conectar con un público extranjero?
GC. Los griegos solo escribían sobre los griegos, pero su planteamiento y tratamiento temático era universal. Cuando llegué a Paris con mi «Amanda» estaba un poco impresionado. ¡Imagínate! ¡La ciudad de las luces! Tanto siglos de historia, arte y literatura. Y ahí estábamos nosotros con nuestra obra de una mujer atrapada en sus creencias, mitos y ritos. Todo un suceso resultó nuestra presentación allá. Lo que ocurre es la estética verdadera es universal.
DS. Usted ha dirigido más de 50 obras y actuado en otras 60, ¿Se atrevería usted a dirigir una película?
GC. Lo haré. El año que viene se filmará un película mía. Precisamente «Amanda». No la voy a dirigir; pero eventualmente lo haré. Claro que ahí tengo un conflicto interior: Resulta que me hija Fiora se graduó en el instituto Superior de Cine de Eliseo Subiela. Seguramente ella debe estar diciendo: Papi la directora de cine… soy yo. Por cierto, ella es una tremenda actriz. La admiro y respeto. Ella ha trazado su propia personalidad intelectual. Muy pocas personas de su corta edad tienen su nivel cultural, su ética y sus gustos estéticos. Por supuesto que soy un padre, a tiempo completo, orgulloso de sus hijas e hijo.
DS. Su libro Los cuentos del Otro, ¿Qué podemos encontrar en el y como lo podemos adquirir?
GC. Los cuentos del Otro, publicado por Alfaguara, son relatos de un supuesto «Otro» que se apareció una noche en el Boga-Boga con sus historia (como la señora aquella). Ese «Otro» narró parte de nuestra historia contemporánea desde la óptica de un adolescente. En el libro están nuestros asuntos. Pero temo meter la pata hablando del libro luego que Reynaldo Disla, Tony Raful, García Cartagena, José Enrique García, Miguel Ángel Fornerín; entre otros, han ponderado tan bien el libro. Está en las principales librerías del país. Me dijeron que hasta en Carrefour. Pero un día de estos pediré que te hagan llega un ejemplar. Alfaguara no es muy dada a eso; pero en este caso la justificación sobra.
DS. Muchas gracias, no puedo terminar esta entrevista sin que nos dedique una frase, la que usted guste
GC. Hay tres siempre deambulan por mis espacios interiores:
—Una sola cosa no hay… y es el olvido (J. L. Borges).
—Las cosas no se consiguen porque no se las sostiene hasta el fin (Albert Camus, mi escritor favorito).
— No es el amor… es el dolor lo que purifica al hombre (Giovanny Cruz).
¡Feliz día!