Cuando el tigre se enamoró de la libélula…
Las moscas poblaron en enjambres las bocas de los incrédulos, el rechazo y la ignorancia limó sus garras, dejó de luchar por supervivencia y comenzó a luchar por su sueño, cambió la sangre por lagrimas, sus colmillos por sonrisa y las mordidas por besos, el escepticismo salía de los arrabales para intentar creer, abandonó la selva, huyó y cubrió sus rayas con esperanzas, aplicó su coraje y valentía para acabar con la fábula, pasó el tiempo y de ella no pudo aprender a volar pero si a ser libre, no le importó que tan distinta era ella, que tan absurdo seria vivir a su lado, simplemente entregó su corazón y… amó.
Dago Sánchez